OPINION

Por qué el Quijote se le atraganta a algunos catetos en Cataluña

don quijote y sancho dore
don quijote y sancho dore

El 21 de abril de 1998 se presentó en Barcelona una de las mejores ediciones del Quijote que se hayan hecho jamás: se trataba de la versión dirigida por el académico Francisco Rico, labrada por un montón de investigadores y patrocinada por el Instituto Cervantes.

¿Saben quién estaba en el acto? Jordi Pujol. El president dio un discurso y dijo que Cervantes era patrimonio de todas las culturas como Goethe y Dante pero...

Pero ¿qué?

Pues que la Divina Comedia de Dante era "definidora de la lengua". Dio a entender que Don Quijote definía otra lengua, pero no la catalana.

La gente se revolvió en sus asientos. ¿Hasta ahí podía llevar el catalanismo rampante?

Pues sí: a don Jordi le repateaba que el Quijote no estuviera en catalán, y que Cervantes no lo fuera. Ya en una ocasión dijo: "Nosotros no podemos ir por el mundo con el nombre de Cervantes, por muy admirable y fundamental que sea; hemos de representarnos con nuestra propia identidad".

Esa burda opinión revela lo que ha pasado en Cataluña en los últimos años. Ha sido un proceso lento de separación cultural, maquinado por un grupo de catetos que han ido tomando poco a poco el control de la cultura hasta convertir esa región en una Ínsula Barataria. Cualquier cervantista se quedaría perplejo de cómo se ha manipulado desde la historia hasta la literatura.

Supongo que a estos catetos, como a Pujol, les molesta que Barcelona sea una de las toponimias de la segunda parte del Quijote. En su recorrido no pasa por Murcia, ni Asturias, ni Galicia. Don Quijote recorre La Mancha, toca Andalucía, sube hasta Aragón y llega a Cataluña.

Cervantes, además, fue apresado por los piratas berberiscos cuando estaba a punto de tocar con su flotilla las costas catalanas, por Cadaqués. Cervantes combatió en la batalla de Lepanto, en la misma en que la nao capitana comandada por Juan de Austria, había sido fabricada en Barcelona con madera catalana. Hoy una réplica de La Real se conserva en el Museo Naval de Barcelona.

La primera edición conjunta en español de las dos partes del Quijote se imprimió en Barcelona en 1618. La gran falsificación de la segunda parte de Don Quijote se imprimió en Barcelona, y gracias a ella, Cervantes se tuvo que apurar en sacar la verdadera segunda parte. Muchos dicen que la falsa es muy buena también.

Una de las mejores ediciones del mundo en español, la de Rico, se imprimió en Barcelona, en la Editorial Crítica.

Cervantes y el Quijote representan lo español, tal como se entendía hace 400 años y como se debería de entender ahora, si no fuera por los catetos que intentan crear de repente un territorio con sus "singularidades y diferencias" tan "singulares y diferentes" como puede serlo Galicia, Asturias o La Rioja con el resto de España.

Si le hubieran dicho a Cervantes que cuatro siglos después, unos catetos iban a fomentar la independencia de Cataluña basada en "singularidades históricas", habría pensado que le tomaban el pelo.

Para cualquier catalán, Don Quijote es tan suyo como Tirant lo Blanch o Amadís de Gaula.

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