OPINION

¿Por qué los políticos se han convertido en un gancho para los medios?

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Hace unas semanas, la entrevista de Pablo Motos a Pablo Iglesias en El Hormiguero se convirtió en uno de los programas más vistos de ese espectáculo. Luego, cuando Evole entrevistó a Rivera e Iglesias, todo el mundo quedó encantado. El debate entre Rivera, Iglesias y Sánchez en El País emitido por streaming (por la web) llenó la red de comentarios. Antena 3 ya anuncia para el 7D un debate que "será visto en 27 países". Hoy Bertín Osborne entrevista en su casa al presidente de Gobierno, Mariano Rajoy.

Bienvenidos al poli-show: los políticos se han convertido en estrellas que atraen espectadores, share, anunciantes y dinero. ¿Había sucedido esto antes en la historia?

Para ser justos, no se puede comparar. En los primeros años de la democracia y hasta 1990 solo hubo un canal de televisión y era del estado. El debate entre González y Aznar moderado por Manuel Campo Vidal de 1993 fue histórico, pero muy correcto. Ahora no es que sean debates incorrectos, sino que son más cercanos, menos estirados, más coloquiales, más amenos.

Una de las cosas que sí ha cambiado es que hay dos candidatos que han cambiado la formas de la política:  dominan muy bien la escena, saben debatir, conocen los trucos de la retórica, se creen lo que dicen, parecen más auténticos y atrapan la atención. Son Albert Rivera y Pablo Iglesias. ¡Sangre fresca!

Creo que en eso se nota el perfil de los viejos y nuevos partidos. A pesar de que Pedro Sánchez es un candidato nuevo y joven, su forma de hablar, su discurso y su retórica es del pasado, de la vieja escuela del bipartidismo.

Lo mismo que Rajoy: es un candidato pegado a la vieja escuela aburrida de hablar con consignas. No despierta mucho entusiasmo. Apenas levanta ilusiones.

En cambio Albert Rivera y Pablo Iglesias son más auténticos. Saben hablar pareciendo que se creen lo que dicen. Y lo mejor de todo: han logrado que los candidatos del PSOE y del PP también sean escuchados, aunque sea por el derecho de réplica.

Esa confrontación de la vieja y nueva política está resultando rentable a los medios: organizar debates sube el share. Entrevistar a un candidato atrae anunciantes. Sentar en el sillón a un político de nivel y someterlo a un tercer grado gana puntos. Hasta los segundos espadas atraen espectadores como pasa con Inés Arrimadas o Iñigo Errejón.

Las encuestas además juegan a favor de esta política-espectáculo. Por lo menos tres de los cuatro candidatos principales, están casi empatados en intención de voto. Eso significa más competencia. Más interés. Los ciudadanos saben que medida que se acerca el 20D está menos claro quién va a ganar o qué partido se llevará el podio. Estupendo para los medios.

Además, sea cual sea el resultado el 20D, todos saben que habrá que pactar, lo cual hace que estas elecciones sean aún más atractivas: excepto sexo y espías, hay de todo. Intriga, pasión, juego sucio, puñaladas y sobre todo televisión.

Porque hasta en los medios de comunicación digitales, la televisión ha demostrado tener un gancho muy potente como sucedió con el dabate a tres transmitido por la web de El País.

Resumen: estamos en un momento que quizá no se repita. Antes, llevabas a un político al plató y la gente cambiaba de canal. Ahora se paraliza el tráfico y todos quieren escucharle.

Sin duda, están siendo unas elecciones con gancho y share. ¿Quién dijo que la política estaba devaluada?

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