OPINION

Las tretas de Nicolás Maduro para boicotear a la nueva mayoría

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Los que todavía pensaban que Venezuela era un ejemplo de los derechos ciudadanos tienen ante sus narices más pruebas en contra: Nicolás Maduro y su séquito  están poniendo en marcha todas las tretas posibles para ignorar a la nueva y legítima mayoría.

La semana que viene van a convocar sesiones extraordinarias en la asamblea para nombrar deprisa y corriendo a los 13 nuevos magistrados del Tribunal Supremo. En realidad, estos trece magistrados tendrían que haber dejado sus puestos en 2016 pero Maduro les obligó a dimitir antes para sustituirlos por otros de su cuerda, antes de que se forme la nueva asamblea. La nueva asamblea se formará el 5 de enero y la mayoría absoluta será de la oposición.

Los días de Maduro están contados. Lo sabe. Está reaccionando como los animales acorralados.

Además de la treta del Supremo, ha puesto en marcha otras implicando al Supremo. Resulta que este Tribunal se iba de vacaciones y no iba a aceptar más casos hasta enero. Pero ayer entró uno fuera de tiempo que sí ha sido aceptado: es un recurso del gobierno impugnando a 22 diputados de la oposición. Con ello pretende el gobierno de Maduro quitar la mayoría absoluta parlamentaria conquistada por la oposición en las urnas. La oposición ha calificado esta treta de 'intento de golpe de Estado'.

La tomadura de pelo es tan evidente que una abogada aspirante a un puesto en el Supremo ha renunciado porque considera que el proceso está viciado, no se ajusta a las normas del derecho ni a la ética y ha sido convertido en un instrumento partidista.

Pero eso no es todo. La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha reprendido al gobierno de Maduro por inhabilitar reiteradamente a Leopoldo López para cargos políticos, Desde 208 el chavismo ha usado toda clase de tretas para inhabilitarlo. Ahora lo tiene preso en Caracas. Y se niega a hacer caso a la Corte Interamericana, a pesar de que el estado de Venezuela firmó un acuerdo internacional que le obliga a hacerlo.

Mientras tanto, la situación económica del país sigue hundiéndose en un abismo sin fin. La cesta de la compra básica cuesta 79.000 bolívares. El sueldo básico es la décima parte de esa cantidad. Es decir, el Estado es incapaz de alimentar ya a sus ciudadanos.

Ante tanta desdicha, la única esperanza de la oposición es tomar el control de la asamblea y empezar a aprobar normas que saquen al país de la crisis. Pero delante tienen nada menos que a un partido que, como la metástasis, está metido en todos los órganos del país y no quiere abandonarlos.

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