OPINION

ARCO: por qué es necesario que el arte siempre tenga una puerta abierta

FERIA INTERNACIONAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO ARCO 2016
FERIA INTERNACIONAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO ARCO 2016
GRA376. MADRID, 24/02/2016.- 'Colonial Colour Palette', una de las obras que la Galería Josédelafuente expone en la Feria Internacional de Arte Contemporáneo, ARCO 2016, que abre hoy sus puertas en Ifema (Madrid) a profesionales y coleccionistas en una

El 1865, el pintor Edouard Manet pintó a una mujer desnuda con una flor en el pelo y le  puso el título de Olympia. A un griego del siglo V antes de Cristo no le habría escandalizado este desnudo. A los franceses del siglo XIX, sí. Cuando se expuso por primera vez en el Salón de París, causó enorme consternación.

En 1857 el poeta Charles Baudelaire editó 1.300 ejemplares de su obra Las flores del mal. Algunos poemas eran tan voluptuosos que tuvo que retirarlos en la siguiente edición. No serían respuestos hasta casi cien años después, en la edición de 1949. Esos poemas ahora son leídos con desinterés. ¿Sensuales? Ni eso.

En 1917 James Joyce tenía muy avanzada la novela Ulises por lo que decidió publicarla en capítulos. No pudo conseguirlo en Gran Bretaña, debido al contenido escandaloso, de modo que giró su interés hacia Estados Unidos.

Una revista se arriesgó a imprimir esos capítulos pero la novela fue secuestrada en Correos, denunciada por la Sociedad de Prevención del Vicio, con lo cual los números fueron llevados a la hoguera. La primera edición en Inglaterra apareció en 1936. Hoy casi nadie la lee porque es un tostón no porque sea escandalosa.

Ese año, el diario soviético Pravda publicó un ácido artículo contra la ópera de Shostakovich titulada Lady Macbeth. Era escandalosa. La obra se estaba representando en  varios teatros de Moscú pero fue retirada. Hoy nos parece vintage, pero nada censurable, vamos.

Bien, esa es la historia del arte o, al menos, de parte de las obras que consideramos artísticas. Primero hay una fase de conmoción, luego viene la censura, por último, si es digna de serlo, la obra de arte supera esa fase y acaba siendo admirada.

No conocemos las obras que quedaron por el camino al ser simplemente mediocres o vulgares. Pero sí conocemos las que sobrevivieron.

¿Qué quiero demostrar con esto?

Que al arte hay que dejarle una puerta abierta. Simplemente.

Lo digo porque todos los años por estas fechas los informativos de televisión dedican unos minutos a ARCO, la feria de arte contemporáneo de Madrid. A veces, los locutores no pueden evitar las risas pues algunas obras son sencillamente hilarantes.

Una de este año se lleva la palma pues representa al propio autor (mexicano) metido desnudo en una jaula de palés de madera. La obra se vende por 16.000 euros sin el autor dentro, claro. Sinceramente, es mejor la Olympia de Manet que este señor en bolas. Creo. (Comparen la imagen que abre el post con la del mexicano).

Otras veces, las cadenas de televisión hacen experimentos como meter de tapadillo en ARCO obras pintadas por niños de cinco años, y grabar las expresiones de admiración del público.

Sí, nos da risa. Pero antes nos causaba estupefacción o escándalo. La mayoría de esas obras quedarán en el olvido. Pero alguna de ellas, quién sabe, marcarán una nueva época en el arte y serán el inicio de una nueva corriente.

Por eso, creo que hay que dejarle siempre una puerta abierta al arte, incluso a costa de que a veces entre mucho aire frío.

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