OPINION

Nosotros no hemos fallado en la integración: han sido ellos

atentados paris
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Una de las cosas que más impresiona sobre el terrorista más buscado de Europa y detenido hace poco en Bruselas es su origen: Salah Abdeslam es europeo de nacimiento. Belga.

Sus padres eran de origen marroquí pero Salah Abdeslam  y su hermano (inmolado en París), habían nacido y se habían educado en territorio europeo.

No es un caso único. Muchos terroristas que han ido a Siria a luchar en las filas del Estado Islámico son de segunda o tercera generación de inmigrantes árabes a Europa. Sus padres o abuelos sí se sentían árabes. Los hijos o nietos, en cambio, estaban europeizados. O eso creíamos. ¿Qué ha fallado?

Muchos dirán que han crecido en el paro y la marginación. Bueno, con un 50% de desempleo, los jóvenes españoles han crecido en el paro y muchos de ellos hijos de familias en crisis, han sufrido la marginación. ¿Han atentado? Pues no. Están llenos de cabreo o con ánimo de ajustar cuentas a alguien, pero como mucho votan a partidos extremistas.

Lo que está pasando con la desvinculación de las segundas o terceras generaciones de árabes es insólito. Es inexplicable.

Es como decir que los hijos y nietos de españoles que fueron a Alemania o a América en los años cincuenta y sesenta, ahora se hubieran convertido en bandas que asolan Buenos Aires, comenten atentados en Lima, o lanzan bombas en Bogotá. ¿Han oído hablar de extremeños que se inmolan en Dusseldorf? ¿Gallegos que ponen artefactos explosivos en París al grito de 'Santiago o muerte'?

¿Qué ha fallado? ¿En qué hemos fallado? ¿En qué han fallado las escuelas europeas? ¿Por qué no se han integrado? ¿Por qué les atrae más el radicalismo del Estado Islámico que los valores europeos?

Europa se ha gastado fortunas en integrar a las minorías. Muchos inmigrantes lo han hecho. Pero en la minoría musulmána no ha funcionado. Aunque sea un grupo muy pequeño los que atentan y aterrorizan, basta que dos de ellos quieran inmolarse en el metro o en el aeropuerto de Bruselas, para reflexionar sobre nuestra política de integración.

Yo, como muchos, estoy un poco harto de escuchar lo que aquí escribo: si hemos fallado nosotros, si ha fallado nuestro sistema, si no hemos hecho lo suficiente...

Pienso que quienes han fallado han sido ellos. Se les dio la oportunidad de integrarse, o por lo menos, de respetar la cultura y la sociedad que acogió a sus progenitores, así como las escuelas que les educaron. ¿Racismo? ¿Segregación? La simple insinuación de marginar a alguien por su religión, raza o cultura le costaba a cualquier persona el escarnio público. La prensa lo masacraba.

Seamos sinceros. Hay musulmanes que no lo han aceptado. No han aprendido nada. Así pues, los culpables son ellos. No nosotros.

A muchos latinoamericanos que vinieron a España y luego sufrieron la crisis económica, no les vimos cometer atentados contra la sociedad que les acogió. Muchos volvieron a sus países. Otros se quedaron y están tratando salir adelante con sus hijos, incluso en medio de la crisis.

En cambio, en los inmigrantes de origen magrebí, se encuentra un llamativo porcentaje de personas que no se han integrado y que ahora se van de voluntarios a entrenarse en Siria, y a volver a Europa a atentar, a pesar de haberse educado en Europa como los hermanos Abdeslam. Muchos dirán que son unos pocos. Que se lo digan a las víctimas de Bruselas y París si son pocos.

Si de algo hemos pecado es de haber sido muy pendejos.

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