OPINION

'Tu te lo guisas, tú te lo comes': la torpeza financiera del gobierno catalán

Puigdemont
Puigdemont

El BCE ha excluido a la comunidad más rica de España de su programa de ayudas debido a que no se fía. ¿Cómo es posible? ¿No se fía de Cataluña?

El BCE se fiaría si no fuera porque desde hace unos meses, la obsesión soberanista se ha acelerado. Economía y soberanismo no pegan. Y eso al final está castigando a los catalanes, cosa que no quieren reconocer los políticos.

Esto es lo que ha pasado.

Las comunidades autónomas, como los estados, se financian por varias vía: por impuestos, transferencias del estado y por unos papelitos llamados bonos que luego se venden a inversores.

Para saber si estos papelitos son de fiar, los inversores piden la opinión de las agencias de calificación cuyos nombres son Standard & Poors, Fitch y Moody's.

Esas agencias, al ver quién estaba el el gobierno en Cataluña y al comprobar que querían separar Cataluña del resto de España, han ido emitiendo informes cada vez más pesimistas: el camino a la independencia no es bueno, eso va a suponer un coste económico, y es un riesgo para cualquier inversor poner su pasta en la comunidad más rica de España.

En el útimo informe, las agencias ponían a Cataluña al mismo nivel de credibilidad financiera que Kenia o Nigeria. Es decir, dudaban de su solvencia.  Parece un sketch del grupo humorista catalán Tricicle.

¿Qué consecuencias tiene esto?

Una de las más amargas es que el Banco Central Europeo te saca de la lista de organismos o empresas a los que compra sus bonos. El BCE compra bonos para ayudar a financiarse a las comunidades. Ahora el BCE no se fía de el gobierno catalán.

Si el gobierno catalán quiere seguir atrayendo inversores, tiene que ofrecer más intereses. La Generalitat catalana ha ido subiendo los intereses de su deuda, que ahora es mucho más cara que la del Reino de España.

Es decir, las torpezas se pagan. Las generaciones de futuros catalanes van a pagar esos intereses. Es como pedir un crédito rápido a esas empresas que te lo ofrecen "sin trámites", pero que te ahogan.

Para salir de su ahogo, el gobierno catalán ha tenido que pedir dinero a quien más odia. Al gobierno central. Es como si el Barcelona pidiera dinero al Real Madrid para arreglar las gradas de su estadio.

Pero como dice el dicho famoso: "Tú te lo guisas, tú te lo comes".

El gobierno catalán sabía de antemano que esto iba a suceder pero se ha metido en una obsesión soberanista que ni tiene sentido, ni es buena para los catalanas. Al final, van a pagar los pobres ciudadanos.

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