OPINION

Los votantes de Podemos quieren un 'poli malo' llamado Pablo Iglesias

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Muy divertido ha sido el intercambio de mensajes entre las dos figuras más destacadas de Podemos, Pablo Iglesias e Iñigo Errejón.

El tema: ¿hay que dar miedo a los votantes?

Errejón dice que no hay que dar miedo a los votantes porque por esa vía nunca conquistarán el poder.

Y Pablo Iglesias dice que el miedo es bueno porque hace temblar a los poderosos, "a los sinvergüenzas e indecentes".

Es la fábula del poli bueno y el poli malo. Imaginen al detenido en una celda: viene el poli malo y le grita y le asusta. El detenido se echa a temblar. Luego, viene el poli bueno, le da un cigarrillo y le dice que confiese, que así el poli malo no le hará daño. Y confiesa.

¿Se puede aplicar esta fábula a la política? Ya se ha hecho.

En las elecciones de 1982 había un Alfonso Guerra del PSOE que era un deslenguado. Se hizo famosa entonces una frase que gritaban en sus mítines: "¡Dales caña, Alfonso!". Todavía la gritaban en los mítines de las elecciones de 2011. Lo decían porque Guerra insultaba, ironizaba, atacaba... Era el poli malo. Pero no era el líder del partido. La cara buena era Felipe, que ponía orden al final

Creo que Podemos no puede renunciar al personaje del poli malo porque perdería su esencia. No me imagino a Pablo Iglesias dando un discurso suave, conciliador, amable... Es más, cuando lo hizo, como cuando declaró su 'amor' al PSOE en los fallidos pactos de investidura después del 20D, nadie se creía ni una sola palabra de Iglesias.

Pablo Iglesias es así. Poli malo. A la gente le gusta que sea así. El público acude a sus mítines a escuchar discursos lleno de vinagre porque es un público con mala leche: cabreado con la corrupción, la crisis y todo eso. La mala leche española se escenifica en el voto cabreado. El político que sepa arrastrar esa mala leche, siempre tendrá un nicho.

Que Pablo y Podemos vayan a ser la solución de los problemas es otra cosa.

¿Y Errejón?

Es el poli bueno. Su papel es necesario. Cuando un grupo aspira al poder, tiene que mostrar la cara buena ante el votante asustadizo. Me acuerdo que cuando Zapatero ganó las elecciones de 2004, en plena euforia de crecimiento económico, los empresarios se asustaron y entonces ZP puso como ministro de Economía a Pedro Solbes, que había sido un respetado comisario de la UE y eficaz ministro de Economía con González. Y en 2008 puso de ministro de Industria a Miguel Sebastián, director del servicio de estudios del BBVA. Miedo a los votantes, poquito, la verdad.

Y ahora viene la paradoja: si Iglesias se convirtiera en poli bueno, perdería a su electorado cabreado. Pero si sigue dando miedo, solo le votarán los cabreados. Un callejón sin salida.

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