OPINION

El enigma de la luz, desvelado: así se forma el precio de la electricidad

Captura de pantalla 2017-01-18 a las 23.02.47
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Los tres grandes enigmas de la humanidad son dónde está la tumba de Jesús, por qué existe la gravedad y cómo se forma la factura de la luz.

Intentaré despejar el tercer enigma.

Esta tercera semana de enero nos acaban de decir que vamos a pagar más en la factura de la luz. Y el cabreo ha sido tan grande que ha circulado por whatsap un mensaje para castigar a las compañías eléctricas no conectando los aparatos entre las ocho y las diez de la noche.

La verdad es la tercera semana de enero que suele registrar los mayores picos de consumo del año por una razón muy sencilla. Suele ser la más fría del año: consumimos más electricidad porque se conectan más radiadores (eléctricos).

La electricidad se parece a las manzanas en que su precio va cambiando a lo largo del año. Pero a diferencia de las manzanas, a la electricidad no la vemos. Damos a un botón, y allí está. Y ese es el problema: pensamos que es muy fácil obtenerla.

No es nada fácil fabricar electricidad. Es algo complejo. Para que llegue esa electricidad hay que montar unas estructuras costosas.

Una de ellas es construir una represa, contener agua, y hacerla pasar a través de esa represa. Por la fuerza de la gravedad, al caer, mueve unas turbinas que, al igual que las dinamos de las bicicletas, genera electricidad.

Otra vía es hirviendo agua. Las centrales atómicas ponen una olla llena de agua, por así decirlo, sobre material radiactivo, y al calentarse este material, produce vapor, que, a su vez, mueve unas turbinas como la represa.

Es el mismo esquema que las centrales de fuel, de carbón, de biomasa y de gas. Turbinas que se mueven. En el caso de la termosolar, unos espejos concentran la energía del sol sobre unos tubos por donde pasa aceite sintético. Ese aceite se calienta y sirve para hervir agua, cuyo vapor mueve las turbinas.

La energía solar en cambio se basa en el efecto fotoeléctrico. Los corpúsculos de luz golpean una placa. Y esa placa produce energía gracias al efecto fotoeléctrico descubierto por Einstein.

La parte siguiente de todo esto es transportar la electricidad a pueblos y ciudades, mantener la tensión y distribuirla casa por casa.

Nosotros pagamos por la electricidad que consumimos. ¿Punto? No.

El problema es que el coste de la electricidad no es el mismo cada hora, ni cada día, ni cada mes, ni cada año.

A veces no llueve mucho y no hay agua suficiente para las represas. Otras veces, el barril de petróleo sube (el fuel), y lo mismo pasa con el gas. Hay días más cortos del año o con nubes tan densas que no es suficiente para generar electricidad solar. Y por último, en ocasiones no sopla el viento.

En estos días se han juntado algunas de esas cosas: no hay agua, tenemos días cortos y encima no sopla mucho el viento por estas fechas. De modo que hemos tenido que tirar más del fuel y gas que dependen del precio del petróleo.

Al igual que las manzanas, el precio pasa por muchos intermediarios: los campesinos (plantas generadoras), los intermediarios (grandes distribuidores) y la tienda del barrio (comercializadores).

Para fijar la primera fase del precio, se hace lo siguiente. Un organismo prevé cuánta electricidad se va a consumir al día siguiente y entonces los productores (las plantas generadoras) dicen lo que pueden aportar a ese consumo. Se pacta un precio hora a hora.

¿Y cómo lo saben? Por las curvas de consumo. Si se toman la molestia de mirar la web de Redesa (pinchar aquí o ver cuadro de abajo), verán cuánta electricidad se está consumiendo ahora y a lo largo del día. Es una curva que nace con un consumo bajo a las 4.00 horas, y que sube al mediodía, cae un poco a las 16.00 horas pero luego vuelve a subir hasta marcar un pico entre las 20.00 y  las 22.00 horas, para bajar de nuevo.

Es la foto de nuestra vida diaria. Los generadores de electricidad que hemos visto antes y los que manejan las redes de distribución sabían desde ayer que el consumo de electricidad de hoy podría marcar un récord (se ve en el cuadro). Más de 40.000 megavatios por hora entre las 20.00 y las 22.00. No era un cálculo difícil porque las chicas del tiempo en los telediarios decían que hoy iba a hacer mucho frío. Y lo ha hecho.

De modo que sabiendo esto, calcularon cuánta electricidad se podía generar y quién la podría servir. Y aquí viene la parte más complicada de explicar: quien establece el precio final no es todo el grupo de productores de electricidad, sino el último.

Es decir, si hay mucho sol, mucho viento, mucha agua, y además tenemos la energía atómica y no hace frío, entonces el precio baja. Eso pasó en enero del año pasado por estas fechas. El megawatio nos salió de media un 27% más barato.

Pero esta vez ha pasado lo contrario. Al no haber suficientes fuentes de energía natural o artificial, han tenido que ponerse en marcha a tope las centrales más costosas: las de fuel y carbón y de gas, las últimas que entran en esta cadena de productores. En estos días están aportando el 24%.

Por esa razón, el precio ha sido el más elevado. ¿Lo ven en el cuadro de abajo? Una alta demanda de millones de familias unido a unas centrales caras han hecho que a las 20.00 horas el mercado marcara 95,11 euros por megawatio. (Se puede consultar la previsión pinchando aquí).

Son más de cuatro millones de euros a la hora. Multiplicado por el consumo medio de 24 horas, y por 365 días al año, da como resultado una cantidad voluminosa.

¿Y ese es el precio justo?

Supongo que siempre hay formas de hacer las cosas más baratas. Pero ahí no termina la cosa. Ese precio es 'parte' de la factura de la luz. Añadan los impuestos y más cosas. Por ejemplo, según la ley, el precio de la luz debe ser igual para todos. ¿Qué impacto tiene esto?

Pues que hay que llevar electricidad a las Baleares y a Canarias, pero cobrarles lo mismo que a los de Badajoz. En el caso de Baleares hubo que tender un cabo submarino muy caro.

¿Y quién paga eso? Nosotros. Lo meten en la factura de la luz. Somos, por así decirlo, solidarios forzosos.

Además, cada consumidor puede decidir cuánta potencia quiere contratar, y debe pagar el alquiler del contador, así como adaptarse a horarios más baratos, que suelen ser por la mañana.

Y aun así, para muchas familias, un gasto en electricidad de más de 50 euros mensuales es mucho. Por eso, encienden lo mínimo la calefacción, lo cual, sinceramente, es muy doloroso estos días. Pero eso es otro tema.

Con este artículo solo pretendía arrojar un poco de claridad a un sector muy complejo. La electricidad es la energía de la civilización. Tiene menos de 150 años en nuestras vidas, pero nos ha cambiado la vida.

A diferencia de las manzanas, no podemos pasar un día sin ella.

(Si pinchan en esta página tendrán mucha información)

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