OPINION

Cómo conseguir empleo usando la tecnología que amenaza nuestro empleo

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Me contó una amiga que su hermano había aprendido a diseñar páginas webs viendo videos de YouTube. Tengo un familiar que tomó un curso de diseño aeronáutico en una universidad on line de EEUU, para aplicarlo al diseño de relojes. Y yo mismo me apunté a un curso de cómo vender libros en Amazon.

Se pueden aprender muchas habilidades por internet, desde tocar la guitarra hasta idiomas.

¿Por qué digo todo esto?

Porque en mi último artículo decía que la gran amenaza a nuestros empleos no era la tecnología sino la rapidez con que se implantaba. Era un fenómeno tan rápido que no teníamos tiempo para prepararnos a los nuevos desafíos. El tiempo se había comprimido. Podíamos ser lanzados al paro en un abrir y cerrar de ojos.

¿Y cuál es la salida?, me preguntaba. Esa era la frase final, puesta allí como si no tuviera respuesta.

La formación continua es la respuesta. Me refiero a que no importa la edad ni nuestra seguridad en el puesto de trabajo: la presión del tiempo y de la tecnología nos obligan a seguir aprendiendo hasta la muerte. No basta con ser ingeniero electrónico, no basta con saber programar o diseñar aplicaciones, o saber jardinería, dentro de 10 años quizá ha salido un nuevo conocimiento que puede desplazarnos al lugar más oscuro de la compañía porque no sabemos nada de lo nuevo.

Pero el gran problema de la tecnología y su rapidez no es el golpe que propina a los ingenieros sino el que propina a los trabajadores menos especializados. A los parados. No me gusta poner el ejemplo de los soldadores, pero tengo que hacerlo: era una profesión admirada porque se trataba de un trabajo de precisión dentro del mundo de la industria. Pero los robots litetalmente los empujaron por el acantilado. Los únicos que se salvan son los soldadores de barcos porque no se ha fabricado un robot tan grande como para soldar barcos imponentes o plataformas petrolíferas. Hasta que llegue, claro.

La solución a estas sacudidas laborales está en la misma tecnología que nos desplaza. Con un ordenador y conexión a internet, podemos adquirir nuevos conocimientos, o cambiar nuestras habilidades por otras. Nadie dijo que estuviésemos hechos 'solo' para ser soldadores o 'solo' ser periodistas. Yo he descubierto que, aparte de periodista, se me da bien ser profesor, de modo que hago las dos cosas. Y una de las formas que tengo de aprender es metiéndome en internet y viendo qué es lo último en enseñanza y nuevas tecnologías.

Los MOOC,  los cursos on line, o la formación presencial dentro de las empresas son la salida a ese desafío tecnológico. La clave está en hacerse la pregunta correcta: ¿cuáles son los conocimientos que debo aprender para progresar en mi puesto de trabajo?

Para los directores de Recursos Humanos, la respuesta es más fácil porque solo tienen que preguntar a otros departamentos de la empresa y rastrear.

El problema es para los que están fuera de las empresas: ¿cómo saber lo que se necesita las empresas? Para acometer esa tarea hay que pensar mucho, y hasta existe una disciplina llamada 'design thinking' que consiste en saber qué es lo que quieren los demás y hacer cosas para ellos.

Los servicios de empleo de la SEPE deberían saberlo, pero creo que no lo saben. La única forma de saber lo que necesitan las empresa es estar en contacto con la realidad. Consultar las peticiones de empleo, ver lo que publica la prensa, ver los empleos más demandados, curiosear, rastrear y hasta adelantarse a las empresas ofreciendo cosas que necesitarán...

Y en segundo lugar, hay que buscar la vía para aprender esa habilidad y que esté a la altura de nuestra preparación. Casualmente, mientras se me ocurría ese artículo, vi que The Economist había dedicado un número en enero a tratar eso. Lifelong Learning. Aprendiendo de por vida.

Una de las cosas que me gustó de ese número es que avisa sobre el exceso de optimismo ante los cursos on line: los MOOC. Las empresas no están seguras si la gente sale bien preparada de esos cursos, ya que muchos son nanocursos, o cursos muy cortos de semanas o días. Por eso las empresas se inclinan aún por los títulos universitarios que conocen.

Pero también dice que para salvar ese obstáculo las empresas que imparten estos cursos on line como Udacity o Coursera, se están aliando con universidades de prestigio, y hasta hay algunas como Georgetown que han lanzado un master on line casi gratis con su famoso curso de Ingeniería Avanzada, que fue un éxito por cierto. Pues logró que más gente se apuntara a su costoso master presencial.

Creo que la salida a la pregunta de cómo defendernos de los robots está en usar las nuevas tecnologías para obtener más formación. Ahora es más accesible que nunca, más barata que nunca y más fácil que nunca.

No todo consiste en ser ingeniero porque hay cursos de Escritura de los Negocios, o de diseño y moda. La clave está en mantenerse en alerta permanente, refrescar y aumentar nuestro conocimiento, y acertar con lo que nos gusta y lo que gusta a las empresas.

Y en ser persistente, por supuesto.

-Lo que amenaza a nuestro empleo no son los robots sino la compresión del tiempo

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