OPINION

El problema no es Carles Recio sino los miles de trabajadores que se escaquean

carles recio
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Carles Recio se ha convertido en el funcionario del que todo el mundo habla. Ha estado cobrando su sueldo anual de 50.000 euros durante 10 años, pero nunca ha ido a trabajar al Archivo General y Fotográfico de la diputación de Valencia.

Según el periodista de El Mundo que estuvo siguiéndole la pista durante semanas, a veces iba a fichar en chandal y otras en zapatillas de andar por casa. Fichaba por la mañana y se largaba.

Muchos se preguntan cómo ha podido suceder esto. No es el primer caso. El año pasado fueron pillados más funcionarios que hacían lo mismo. Un desfalco en la cara de todos.

El absentismo laboral ha sido tradicionalmente uno de los mayores problemas de este país. Se calcula que el 6% de la población laboral se ausenta de su trabajo sin una causa probada y racional. Es decir, se inventan dolencias inexistentes o presentan partes de baja poco fundamentados. Se escaquean.

Durante los peores años de la crisis, parece que ese porcentaje bajó un poco. Pero ahora que la economía se recupera poco a poco, los empresarios temen que volvamos a las andadas.

El absentismo es algo que preocupa especialmente a las grandes empresas pues cuando se habla de enormes plantillas, un 6% son muchos cientos o miles de trabajadores que toman el pelo a sus compañeros. Les toman el pelo porque su trabajo lo asumen otros.

Este mes, la revista Actualidad Económica publica una entrevista con la presidenta de Eulen. Es la hija del fundador y cuenta que, al terminar sus estudios en Bruselas, y al volver a España, el primer encargo que le hizo su padre fue elaborar estadísticas sobre el absentismo laboral en el grupo de compañías. Hablamos de los años ochenta.

Eso demuestra que el problema es viejo y parece que no tiene una fácil solución. No la tiene porque es muy difícil distinguir al trabajador que enferma de verdad, del que lo simula. Mercadona ha sido criticada por implantar un sistema de chequeo de trabajadores enfermos que no gusta nada a los sindicatos porque pagan justos por pecadores.

En realidad, el caso de Recio es extraordinario porque en cualquier empresa privada e incluso en cualquier organismo público, eso se detecta y se corrige. El problema verdadero está en los que aparentemente ‘están’ pero que se esfuman por largos periodos, y que no hay forma de detectar.

(La imagen es de Antena3).

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