OPINION

Reflexión sobre el 11M: así han evolucionado los atentados en Europa en 40 años

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Los informativos han dicho en los últimos días, que el 11M fue el mayor atentado realizado en Europa. No es así. Fue el mayor en la historia de España, pues murieron 193 personas, pero no fue el mayor en la historia de Europa.

En 1988, un avión de Pan Am, que cubría el trayecto de Alemania a EEUU con escala en Londres, explotó cuando volaba sobre una localidad pequeña llamada Lockerbie, en el Reino Unido. Murieron 270 personas. Después de tres años y 15.000 testigos, los investigadores apuntaron a los servicios de inteligencia de Libia. No fue un atentado provocado por el terrorismo islamista, sino una venganza. Aviones de EEUU habían bombardeado dos años antes la capital de Libia.

Pero a pesar del número de víctimas, hubo otro atentado aún mayor en suelo europeo, si consideramos el Cáucaso como suelo europeo. Fue el mismo año del atentado de Madrid. En septiembre de 2004, un grupo de chechenos e ingushetios irrumpieron en una escuela en la localidad de Beslán, en Osetia del Norte (Rusia). Murieron 344 personas. 186 de ellos eran niños.

Los asaltantes eran de origen musulmán, iban con el objeto de inmolarse, y pedían la independencia de Chechenia, una república rusa musulmana. Se parecía más al modelo actual, pero tenía un fundamento más político.

El tercero más sangriento ha sido el de Madrid. Era enteramente un atentado perpetrado por terroristas musulmanes, un grupo de lobos solitarios vinculados a Al Qaeda. Este sí obedecía al modelo de atentado islamista que conocemos ahora: un golpe contra un país europeo, en este caso, por participar en la Guerra de Irak.

Lo que se ha observado en Europa en los últimos cuarenta años es que han desaparecido los atentados políticos como los de ETA y el IRA, y se han incrementado el número de ataques de musulmanes radicales. En el excelente mapa interactivo de arriba realizado por el diario El País (pinchar aquí, para verlo mejor), se comprueba esta evolución. De atentados con contenido político, a atentados islamistas.

Los atentados perpetrados por musulmanes radicales provienen de principios de los años setenta. Eran grupos palestinos que trataban de llamar la atención sobre su causa, y para denunciar al estado de Israel. Atentaban contra vuelos de Swissair a Tel Aviv o contra delegaciones israelíes en los Juegos Olímpicos de Munich. En 1985 otro grupo palestino atacó a los pasajeros del crucero Achille Lauro. Asesinaron a un pasajero israelí en silla de ruedas, y lo lanzaron al agua.

Pero poco a poco, los atentados musulmanes fueron derivando hacia un odio palpable contra Europa, signifique lo que signifique.

Esto recuerda mucho las tesis de Huntington sobre el Choque de Civilizaciones, y los puntos de fricción. Tanto el Cáucaso como Turquía son esas fronteras entre dos civilizaciones: la europea y la asíático-musulmana. Son las fronteras exteriores. Pero las fronteras interiores están en las ciudades donde viven grandes comunidades musulmanas, algunas formadas por varias generaciones de árabes.

Lo más preocupante para Europa es que muchos de los que cometen esos atentados son ciudadanos europeos, de segunda o tercera generación, que reniegan de esas raíces y al final, acaban reivindicando su origen árabe y musulmán. Por eso, por ser tan difíciles de prevenir.

Para los servicios secretos europeos, son la mayor amenaza actual

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