OPINION

Hace cinco años, España estuvo a punto de irse al garete pero nadie lo recuerda

Captura de pantalla 2017-06-14 a las 21.42.16
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Hace cinco años, Matías Prats –presentador del Telediario de Antena 3–, empezó a hablar de algo de lo que no había hablado nunca: la prima de riesgo.

La prima de riesgo se convirtió en el tema del día de los telediarios, de la prensa digital y de la radio. Todos hablaban de ella, aunque no sabían bien a qué se referían.

Y la explicación era muy sencilla: cuando los inversores compran letras del Tesoro español, reciben unos intereses por esa inversión. Para atraer inversores solo hay dos trucos: ofrecer tipos altos, y ofrecer seguridad. (ver el  video abajo de lainformaciomn.com)

http://youtu.be/KZGyFhKNh-s

Cuando un país empieza a ofrecer tipos altos, es porque no puede ofrecer seguridad. Es un anzuelo para que los inversores sigan poniendo su dinero.

Eso fue lo que nos pasó en España en aquel verano de 2012. Los inversores del mundo desconfiaban de España, y la única forma de atraerlos fue ofrecerles los tipos más altos. Esos tipos, para saber si son muy altos, se comparan con los de Alemania, un país que ofrece seguridad, no rentabilidad.

Pues bien: España rozó los 700 puntos básicos. Es decir, estábamos ofreciendo bonos del Tesoro con una rentabilidad del 7%. Era prueba de que nadie se fiaba de nosotros.

No fiarse significa no prestar dinero. Y si no nos prestan dinero, no podemos pagar algunas cosas básicas, como los salarios de los funcionarios.

La crisis que vivimos entonces fue muy grave. Estuvimos a punto de ser rescatados como Grecia o Irlanda. Pero no hubo un rescate-país porque eso habría significado gastar en España 500.000 millones de euros, según los cálculos más modestos. Solo se necesitaron algo más de 40.000 millones, y fue exclusivamente para la banca.

Si entonces nos hubieran dicho que cinco años después estaríamos creciendo por encima del 3%, creando medio millón de puestos de trabajo al año, y reduciendo el deficit a menos del 3% nadie se lo hubiera creído. Pero lo hicimos.

El problema es que nadie se acuerda.

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