OPINION

Terra: adiós a una fiebre irracional que contagió a miles de personas en internet

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A la hora que escribo esto, al portal Terra le quedan pocos minutos de vida. Nació a finales de los años 90 con el nombre de Olé. Luego, Telefónica la compró, le cambió el nombre por Terra y en 1999 la sacó a Bolsa.

Cada acción valía 11 euros y empezó su escalada. Llegó a valer más de 150 euros un año después. Luego empezó a caer, y llegó un momento en que valía menos que su precio inicial. Telefónica la excluyó de Bolsa, vendió la marca y al final era algo sin vida. Gente mayor, jóvenes, emprendedores, inversores, todo el mundo invirtieron en Terra, dejándose infectar por el mismo fenómeno que ha infectado a las masas en otros tiempos: se le denomina 'la fiebre de los tulipanes'.

La tulipomanía surgió cuando un comerciante holandés trajo de Turquía unas semillas de una flor hermosa: el tulipán. Los holandeses empezaron cultivarlas a pesar de que era una flor bastante inútil: solo servía como ornamento, especialmente para los pintores.

El caso es que los holandeses se empezaron a encariñar con la flor y en poco tiempo se creó un mercado increíble de tulipanes. Invertir en tulipanes era un buen negocio, y el precio de las semillas se disparó. Hubo personas que empeñaron sus casas y sus carretas para comprar y vender tulipanes hasta que un día, llegó a su punto máximo, y como todas las cosas infladas sin sentido, cayó, arruinando a miles de familias.

Los libros de historia de la economía le dedican un buen capítulo a esta fiebre para reflejar la estupidez humana. ¿Era Terra lo mismo? En parte sí, y en parte no.

Terra, aunque parezca increíble, se adelantó a su tiempo sacando un sistema de descargas de música que fracasó. Apple acertaría años después con iTunes. También se adelantó Terra creando juegos on line, pero fracasó.

Terra compró empresas de internet como Lycos, por la que pagó 12.500 millones de dólares. Si hubiera comprado Google, habría acertado. Pero Lycos no era Google y de hecho, Terra la tuvo que revender al cabo de los años por 100 millones de dólares.

Quizá el error de Terra fue querer abarcar mucho y endeudarse basándose en el efecto tulipán. Había empresas específicas que hacían las cosas mejor que Terra. Google era el mejor buscador. Los portales de noticias de los periódicos eran mejor que Terra. Los servicios de correos electrónicos proliferaban, y luego, los portales de redes sociales como Facebook y Twitter, que nacieron después, lo hacían mejor que Terra.

De modo que Terra se quedó solo en un nombre. Si falló en su estrategia es que nadie sabía por dónde iba a ir internet en aquellos años. Nadie. Un banco de inversiones presentó incluso un Power Point donde llegó a valorar a Terra en 300 euros por acción.

Ni siquiera los periodistas lo pudieron adivinar. La tecnología nos superó como lo hicieron los productos financieros de destrucción masiva que los bancos centrales no pudieron entender ni detener.

Junto con Terra muchas otras empresas de internet sucumbieron a este extraño fenómeno. Todo el mundo sabía que 'internet era el futuro' pero muy pocos sabían si para llegar a él había que ir al norte, al sur, al este o al oeste.

Lo que demuestra Terra es que estos fenómenos especulativos se repiten, y que caemos por más que leamos libros de historia. El optimismo humano hace que veamos las cosas mejor que lo que son en realidad. La gente que invierte en Bolsa y mira las pantallas diariamente, sueña con ver subir su valor de forma interminable.

Los únicos que ganaron con Terra fueron los que se salieron a tiempo. Muchos otros, incluso cuando caía a plomo, esperaban a que se recuperase. Pero ellos no lograron recuperar sus inversiones.

¿Hay alguna vacuna contra esto? No.

Al final, esas fiebres terminan como el comunicado de Terra para despedirse de sus usuarios. "Agradecemos su confianza en nuestros servicios durante este tiempo en que estuvimos juntos".

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