OPINION

El caso de los huevos: ¿es demasiado alarmista el sistema europeo de alerta?

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Pocos días después de haberse detectado en Holanda huevos contaminados con un pesticida llamado fipronil, han sido inmovilizadas partidas en toda Europa.

Las imágenes lo decían todo: toneladas de huevos que eran destruidos. Miles de toneladas. Es el resultado del eficaz sistema europeo de alerta sanitaria.

Según los expertos, para que una persona resultara contaminada tendría que comer más de mil huevos en un plazo muy corto de tiempo. ¡Mil huevos!

Con unos pocos indicios, Sistema Europeo de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF) puede inmovilizar enormes partidas de comida. Es decir, puede tirar a la basura millones de euros. Porque no solo hay que contar los huevos contaminados, sino que hay que sumar los otros tantos que no se comen por pánico.

Uno se pregunta si estamos sacrificando demasiado cuando ponemos en marcha este sistema de alerta.

Hace años, recuerden, se produjeron brotes de carne de vaca que podía estar afectada por la encefalopatía enpongiforme, la enfermedad de las vacas locas. Fue la mayor alerta sanitaria de la UE. Se sacrificaron un millón de vacas en toda Europa. Y, lo peor, las carnicerías estaban vacías. El precio de la carne se derrumbó y miles de pymes lo sufrieron. Pero, a diferencia de la crisis de los huevos, aquella enfermedad causó la muerte de más de 200 personas, la mayor parte en el Reino Unido.

Ningún político se va a arriesgar a poner en peligro la salud de un solo ciudadano por una mala gestión de una crisis sanitaria o de consumo. Si hubiera existido un sistema de alerta eficaz, quizá no habríamos tenido en España los terribles casos del aceite de colza, que se cobraron vidas, y que dejaron muchas otras con enfermedades permanentes.

La parte menos positiva es que, a veces, uno se queda con la impresión de que se están exagerando las consecuencias. Recuerden que cuando estalló la gripe asiática, en 2006, se preveían grandes catástrofes cuando llegara a Europa. En España, un simple resfriado empujó a la gente a los hospitales, que se colapsaron con gente que no sufrió nada grave. Al final, solo se registró un caso: murió un somormujo en Álava.

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