OPINION

La gran contradicción: Maduro se queja porque el imperio del mal no le presta dinero

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Estados Unidos ha apretado las tuercas. Y no lo ha hecho con ninguna invasión, sino con algo que va directamente al bolsillo del gobierno venezolano: ha prohibido a las empresas americanas suscribir nuevos bonos de deuda venezolano, así como de la principal empresa del país, PDVSA.

Además, ha limitado el comercio de los bonos existentes pues no se pueden cobrar dividendos de la deuda venezolana,

Para no estrangular al pueblo venezolano, permite negociar en determinadas condiciones, siempre ligadas a motivos humanitarios.

Lo sorprendente de todo esto es que, para quien no lo supiera todavía, el gobierno de Maduro depende de los especuladores norteamericanos para sobrevivir. Las casas de Bolsa y los intermediarios compran deuda venezolana por pura inversión especulativa, ya que Venezuela ofrece más tipos de interés que, por ejemplo, España.

Un bono venezolano a 30 años tiene una rentabilidad del 24%. Un bono español no pasa del 3%. Claro que, el riesgo de impago de Venezuela es muy alto, más aún ahora que Trump ha prohibido comprar más deuda. La firma de valoración de riesgo Fitch situaba en junio al bono venezolano como super duper junk-bond CCC, es decir, más allá del bono basura.

En los próximos meses y a lo largo de 2018, el estado venezolano tiene que hacer frente a unos pagos de más de 3.000 millones de dólares en principal e intereses de la deuda. Sus ingresos en dólares son cada vez más pequeños. Para colmo, la mayor parte de sus ingresos petroleros proceden de (adivinen): EEUU.

El 45 por ciento del petróleo venezolano es comprado por EEUU.

Según un artículo de la revista Forbes en junio pasado, Venezuela está casi en la quiebra. El deficit por cuenta corriente se va a elevar a más de 4.100 millones de dólares en 2018. Necesitará ese año 10.200 millones de dólares de financiación exterior pero solo tiene 10.000 millones de dólares de reservas en el Banco Central, según la revista.

¿Cómo han respondido Maduro y sus secuaces a esta prohibición de comerciar con bonos impuesta por EEUU? Diciendo que es la peor agresión que ha sufrido Venezuela en u historia. ¿Una agresión financiera? ¿Por parte del capital especulativo?

Suponíamos que alguien tan de izquierdas como Maduro, y todos los ideológos del chavismo dentro y fuera de Venezuela, ya habrían logrado independizarse económicamente el diablo americano. Pero resulta que no: dependen más que nunca de Wall Street. Y cuando los banqueros norteamericanos no les quieren dar más dinero, Maduro y sus chicos se quejan.

Lo que pasa es que esto trastoca los planes de Maduro.

Tras la formación de su falsa Asamblea Constituyente, Nicolás Maduro pensó que tenía el camino abierto para aplastar a la oposición y culminar eso que el llama revolución socialista. Lo hizo con las trampas que todos conocemos, como contar más votos de los verdaderos, según denunció la misma empresa que registró los votos.

Le dio fuerzas inusitadas el ver que la oposición ya no organiza manifestaciones en la calle, que se han replegado a sus casas, hundidos psicológicamente por no haber logrado nada tras más de tres meses de manifestaciones, encarcelamientos, torturas y golpes.

Pero se equivocó. Ahora está por ver cómo consigue dinero para pagar a sus pensionistas, a las importaciones y a un estado con cinco millones de funcionarios. Durante años construyó una inmensa maquinaria dependiente del dólar, y ahora tendrá que afrontar las consecuencias de no prever estos pequeños detalles.

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