Por mandato de la Justicia, la Guardia Civil está interviniendo pacíficamente en Cataluña requisando papeletas falsas y deteniendo a los que se saltan la ley.
Atendiendo a esa orden de la Justicia, que se opone a un referendum ilegal en Cataluña, las acciones de la Guardia Civil tratan al final de evitar algo que afectaría a los catalanes: su expulsión de la UE.
Y a cambio, los independentistas radicales han destrozado sus vehículos, les cercan y les acosan. Por ahora, no ha habido una respuesta de igual magnitud para evitar que aquello se convierta en un conflicto de mayores dimensiones.
No sé cuántos independentistas están dispuestos a asumir la salida de Cataluña de la UE. Muchos de ellos se han creído con fervor religioso las consignas de Puigdemont y de Junqueras de que si llega la independencia, se quedarán en la UE, y seguirán usando el euro.
Tanto Bruselas y el gobierno, así como cualquier observador independiente les diría que no: las reglas no son esas. Como dijo Juncker, si llega esa independencia, tendrán que ponerse a la cola de los países europeos que desean entrar en la UE.
De modo que, los que al final están defendiendo la permanencia de Cataluña en la UE y en el euro, no son Puigdemont, ni Junqueras ni los independentistas radicales. Es la misma Guardia Civil.
Paradójico, ¿no?
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