OPINION

El gobierno de Mariano Rajoy espera que los 'indepes' se frían en su propio aceite

pollo-frito-3
pollo-frito-3

Hay en español una frase famosa que dice: ‘deja que se frían en su propio aceite’.

Es lo que está haciendo el gobierno, al ir siempre un paso atrás de Puigdemont, y esperar que las cosas se le compliquen a los independentistas por la pura lógica de la contradicción.

Esa lógica de la contradicción hasta ahora no existía porque es muy bonito caminar “todos juntos y yo el primero, por la senda de la independencia”. Hasta que esa senda está llena de espinos.

Uno de esos espinos es la salida de las empresas y bancos de Cataluña. No se trata de una conspiración de Florentino Pérez contra Cataluña. Son los nobles apellidos catalanes que ahora se retratan de verdad cuando ven que lo que parecía imposible, es inminente: la declaración de independencia. Hasta los Codorniu, casa solariega desde el siglo XVI, se ha mudado a la Rioja.

Más aún: los independentistas radicales de la CUP parecen al servicio del servicio de inteligencia del gobierno pues cada vez que abren la boca es para meter la pata. Una portavoz de la CUP llegó a decir que cuando llegaran al poder impondrían controles sobre los capitales. O sea, corralito puro y duro.

Ni los agentes del CNI infiltrados en el independentismo lo harían mejor.

Al mismo tiempo, Artur Mas no ha podido conseguir los cinco millones de euros que se le exigen como multa por organizar el referéndum falso de 2014. Pidió ayuda a sus correligionarios, pero le dejaron tirado. Te lo pagas tú, majo.

Además, Puigdemont declarando y suspendiendo la independencia, ha logrado pasar a Wikipedia como “la declaración de independencia más corta de la historia”. Y encima, con tiempo añadido, porque en lugar de responder al requerimiento del Estado de que diga qué demonios dijo, pide más tiempo “para negociar”. Las risas de La Moncloa llegaban a París.

La prensa internacional, que se había emocionado con las rebelión callejera (recuerden que los periodistas no se suelen aliar con las fuerzas del orden), ahora está desconcertada con el presidente Puigdemont, que con la parodia de declaración parece el cuarto de los hermanos Marx: Harpo, Chico, Groucho y Puchi. “Tengo estos principios, pero si no le gustan tengo otros”.

Los independentistas se pelean entre ellos, como pasó con el presidente de la publicación Ara, que puso en duda el procés, y los francotiradores de Twitter han desatado contra él una campaña de “horror y destrucción”.

Por ahora, los independentistas se cuecen en su propio aceite antes de alcanzar ni un conato de independencia. Lógico. ¿Qué diablos pintan junto los radicales anticapitalistas de la CUP con los burgueses de PDCat? ¿Qué tienen en común un grupo político que quiere salirse de la UE, del euro y la OTAN con otro que quiere conservar todo eso?

En serio, es como poner en la misma habitación a un pero y a un gato.

Mostrar comentarios